Ciudad de México. Si bien el miedo inundó cada rincón de la Ciudad de México, al sentir el sismo de la tarde del martes, éste quedó en el olvido y, de inmediato, la
población se solidarizó para ayudar en las labores de remoción de escombros en las zonas más afectadas.
El temblor de 7.1 grados Richter que se registró a las 13:14 horas, con epicentro a 12 kilómetros al suroeste de Axochiapan, Morelos, dejó unos 45 edificios derrumbados, de acuerdo con las autoridades.
A la mayoría de inmuebles llegaron cientos de capitalinos para ayudar a rescatar personas, instalar centros de acopio, preparar tortas o sándwich y retirar gran cantidad de piedras, tierras y varillas.
Todos, de manera coordinada, dieron una mano al personal del Ejército, Protección Civil, Marina-Armada de México, Topos y del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas,
sin importar la falta de energía eléctrica y las fugas de gas.
“Son nuestros hermanos, nos necesitan, y debemos seguir aquí hasta mirarlos fuera de los escombros”, gritaba uno de los voluntarios mientras realizaba las tareas de vialidad con una pequeña lámpara.
En tanto que unos buscaban a quienes quedaron bajo los escombros de un edificio ubicado, entre las calles de Ámsterdam y Laredo, en la colonia Hipódromo Condesa, otros formaron una cadena humana para pasar “mano a mano” cada pedazo de concreto.
A lo lejos, cuando empezaban a escucharse los ladridos de los binomios caninos y los puños se alzaban, se hacia la petición de “silencio por favor” porque era un signo de esperanza de vida y de que alguien podría salir de las ruinas.
“Alguna voz, gemido, llanto de dolor o pequeño llamado de auxilio” eran la esperanza de muchos, “pues parece que alguien saldrá de ese infierno”, comentó Mónica, una joven
que reparte agua entre los voluntarios.
Lo mismo ocurría en el número 286, ubicado en la avenida Álvaro Obregón, donde una lista indicaba que más 20 personas pudieron ser rescatadas de entre el concreto y los
fierros retorcidos. Muchos fueron llevados a los hospitales Ticomán, Dalinde, Álvaro Obregón y la Cruz Roja de Polanco.
Todos “al pie del cañón” no bajaron la guardia durante toda la noche, a pesar de lluvia que cayó en la capital mexicana, y seguían recaudando víveres, material quirúrgico y herramientas.
Hasta la madrugada de este miércoles, de acuerdo con el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, se contabilizaron 86 personas muertas y más de 700 lesionados. En total hasta la mañana de hoy se reportan 224 muertos, cifra que seguramente seguità incrementándose.
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