En la IBERO, desde 2017, existe una asociación de alumnos fuertemente comprometida con la construcción de una universidad y de un planeta más sustentable. A través de distintas iniciativas, los integrantes de Cambio inciden en el cuidado del medio ambiente y en crear conciencia entre la comunidad universitaria sobre los desafíos que se viven actualmente en materia ambiental.
“Somos una asociación de alumnos que busca generar conciencia dentro de la comunidad universitaria sobre la situación ambiental que se vive actualmente. También queremos promover un cambio dirigido hacia la sustentabilidad dentro del campus”, señaló María Jacques Valenzuela, vicepresidenta de Cambio y estudiante de la Licenciatura en Ingeniería Química.
Cambio surgió tras un curso que impartieron promotores ambientales a través del Programa de Medio Ambiente (hoy Universitario para la Sustentabilidad) en el semestre Primavera 2016. Los jóvenes que participaron en aquel taller no quisieron quedarse con las manos cruzadas y decidieron crear una asociación estudiantil que incidiera en temas relacionados con el medio ambiente en esta casa de estudios.
Así fue como a finales de 2017 surgió esta asociación. Una de las primeras acciones que emprendieron fue una jornada de reforestación en la barranca de Santa Fe, la cual encontraron altamente contaminada.
Valeria López, estudiante de Ingeniería Química y una de las encargadas del proyecto de reforestación en Cambio, platicó que, a dos años de trabajo, el suelo de la barranca tiene importantes avances, pues gracias al cuidado que se le ha dado durante este tiempo, los árboles registran un 80% de probabilidades de supervivencia cuando normalmente en la zona el índice sólo es del 30%.
Dicho incremento se debe al mantenimiento que realizan una vez al mes los jóvenes de la IBERO junto con integrantes de la asociación Colonos de Santa Fe, los boy scouts de Álvaro Obregón, así como voluntarios de las colonias cercanas a la barranca. Asimismo, cuentan con apoyo de la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX, que ayuda con guías, herramientas y árboles por que reconocen que es de los proyectos más exitosos de reforestación que hay en la ciudad.
En 2018, se plantaron 421 árboles y 300 arbustos comestibles (entre ellos de zarzamoras), en siete de las 160 héctareas que conforman la barranca. Han participado más de mil 200 voluntarios y se han retirado dos toneladas de residuos.
Este proyecto encabezado por Cambio busca ser un modelo de gestión sostenible. Los jóvenes adelantaron que actualmente trabajan en un huerto comunitario y una milpa de aprendizaje que complementará el rescate de la barranca y del tejido social en Santa Fe. Además, se apoyará al comedor Santa María localizado en la zona.
Las barrancas cumplen con una función ecológica importante al ser reservorios de especies de flora y fauna silvestre. Funcionan como corredores biológicos para la dispersión de especies o actúan como barreras naturales. Además, tienen gran relevancia desde el punto de vista hidrológico pues captan el agua de lluvia para la recarga del acuífero, informó la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la CDMX.
La importancia de estos espacios se manifiesta por ser los cauces en cuyas laderas se infiltra el agua hacia el acuífero, el cual provee aproximadamente 70% del líquido que se consume en la Ciudad de México.
Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco son las alcaldías con mayor superficie de suelo de conservación; le siguen Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Tláhuac y parte de Iztapalapa (el Cerro de la Estrella). La mayoría de las afectadas por la mancha urbana están al sur y al oriente de la capital. El suelo de conservación abarca el 59% de la superficie de la Ciudad de México y de no cuidarlo se pone en riesgo la sustentabilidad de nuestra metrópoli, de acuerdo con el Instituto de Geografía de la UNAM.
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https://ibero.mx/prensa/estudiantes-de-la-ibero-trabajan-por-una-universidad-sostenible
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