Tan insólito como intrigante el título de esta cápsula de Ciencia y Cultura, hasta la sepultura.
En 1959, la llamada “Guerra Fría” entre los Estados Unidos y la Unión Soviética tenía al mundo verdaderamente temblando, pero no de frío, sino en lo que a política internacional se refiere. Las pláticas entre el entonces Presidente Eisenhower y Nikita Krushchev llevaron a la realización de la Exhibición Nacional Americana organizada por el entonces vicepresidente Richard Nixon, en Moscú. Una de las empresas que exhibía sus productos en esa feria fue la PepsiCo, en cuyo stand se ofrecían muestras de Pepsi a los visitantes.
Un importante ejecutivo de la compañía, Donald Kendall, al frente de la comitiva, ofreció a Krushchev un vaso de Pepsi, y a este… le encantó la bebida y propuso pensar en tener ese refresco en la URSS.
La foto que aquí les muestro representó un bombazo en todos los sentidos posibles (incluso un bombazo que hubiera querido para sí la Coca-Cola), pues el máximo representante del movimiento Soviético estaba tomando una bebida representativa del imperio yanqui.
Sin embargo, la tensión entre ambos gobiernos crecía y los eventos durante la década de los años 60 retrasaron cualquier plan de inserción capitalista en la Unión Soviética.
Hubo que esperar hasta 1973, ya con Nixon como presidente de los EEUU, para que se reanudara el proyecto. Kendall era entonces presidente ejecutivo de PEPSI, y acababa de ser parte activa del grupo que respaldó al gobierno de Estados Unidos para apoyar el derrocamiento de Salvador Allende en Chile. PEPSI estaba dispuesta a instalar una serie de embotelladoras en la Unión Soviética, pero existía un problema, nadie en el mundo quería los “Rublos” soviéticos.
La URSS quería la PEPSI pero no tenía como pagar por ella por las restricciones cambiarias internacionales que ellos mismos le habían impuesto a su moneda.
Fue entonces que surgió la fabulosa idea de un trueque; PEPSI Estados Unidos proporcionaría el jarabe necesario para producir la bebida en Moscú, y la Unión Soviética pagaría con Vodka.
A cambio de instalar diez plantas embotelladoras (que acabarían siendo veinte), en la URSS la PEPSI sería la comercializadora del célebre vodka ruso Stolichnaya en América.
En 1974 se abrió la primera planta embotelladora, y también la más moderna del mundo, en Novosibirsk. El éxito fue arrollador y en poco tiempo se estaban abriendo las nuevas plantas en Moscú, Leningrado, Taskent… etc., hasta llegar a veinte. La PEPSI se convirtió en el primer producto de consumo occidental que se elaboró y vendió en la URSS.
Sin embargo, en la década de los años 80, la Unión Soviética se vio envuelta en una crisis económica, producida por el mal-funcionamiento del sistema socialista, que afectó profundamente toda la industria, incluyendo la producción de vodka. Los ciudadanos rusos querían PEPSI, pero el gobierno no tenía como pagar por el jarabe para producirla.
La guerra fría se había tranquilizado y surgió entonces la tremenda idea de pagar con aquello que la URSS no necesitaba más: una parte de su flota naval. La Unión Soviética ofreció a PEPSI 17 submarinos, un crucero, una fragata y un buque destructor, a cambio del jarabe para producir la tan deseada bebida.
La empresa norteamericana PEPSI se convirtió entonces en la sexta potencia militar naval del mundo. Mayor que Gran Bretaña, mayor que China, e incluso mayor que algunos países que estaban “en conflictos activos” en ese momento.
PEPSI, aunque fuera con naves descontinuadas y destinadas -por convenio previo- a ser vendidas a una empresa sueca para su deshuese los para reutilizar el acero, fue por un momento una potencia militar naval por la flota que poseía.
La operación significó para PEPSI alrededor de 300 millones de dólares, pero sirvió como preámbulo para confirmar la entrada de la política capitalista en Moscú, lo que culminaría pocos años después con el primer anuncio pagado por la televisión pública soviética, anunciando a Michael Jackson con Pepsi.
En pocas palabras… el retorno del capitalismo a la Unión Soviética.
En 1991 se desintegró el bloque soviético y de inmediato se abrieron las fronteras a las empresas occidentales, entre ellas Coca-Cola, quien entró dispuesta a ganarle terreno a su archi-rival y, aunque le ha recortado presencia en el mercado, al día de hoy la PEPSI sigue siendo la primera compañía de gaseosas en Rusia.
Ciencia y Cultura, hasta la sepultura.
Soy Victor M García de la Hoz, hasta la próxima.
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