El lobo es un animal como ningún otro. Nunca come cadáveres, ni de animales ni de personas; pasa toda su vida con una pareja, es absolutamente monógamo y no se aparea con su madre ni con su hermana; es el único animal que ayuda a sus padres después de una profunda vejez, y les trae comida.
Se estima que el lobo es 25% más inteligente que el perro y se dice que no obedece al entrenamiento. El lobo aúlla para comunicarse con sus pares y rivales, evitando así encuentros indeseados entre manadas. Es por eso que los lobos solitarios rara vez responden a los aullidos que escuchan, pues carecen de un territorio que demarcar.
Muchas personas ignoran buena parte de las asombrosas costumbres sociales y de las admirables actitudes solidarias de tan emblemático ser vivo; como son el suministro de alimento a los individuos heridos o enfermos, o la adopción de los cachorros que han quedado huérfanos.
El lobo es una especie de profunda vida social, cuya agresividad sólo se manifiesta bajo determinadas circunstancias, como al acosar a una presa que les servirá de alimento, al proteger a sus crías del ataque de otros animales, y en los ocasionales enfrentamientos con lobos de manadas extrañas.
El lobo es un animal salvaje que únicamente emplea la violencia cuando es necesario. El asesinato por mero placer, el odio absurdo, y el sadismo innecesario con los semejantes no son prácticas propias del lobo, sino macabros comportamientos del ser humano.
Los lobos piensan, sueñan, hacen planes, se comunican unos con otros de manera inteligente y en muchas formas se parecen más a nosotros… que ningún otro ser vivo.
Ciencia y Cultura, hasta la sepultura.
Soy Victor M García de la Hoz. Hasta la próxima.

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