Quienes vivimos en “el planeta” difícilmente nos preguntamos cosas como esa. Respirar es tan “automático” para nosotros, que no pensamos en lo que sucede cuando se hacen esos viajes al espacio, algo similar a
cuando los alpinistas ascienden a los picos más altos, o los buzos se sumergen en el mar, y tienen que llevar tanques con oxígeno suplementario.
El “aire” que respiramos normalmente contiene más o menos 21% de oxígeno, 78% de nitrógeno, un poco de argón, algunos otros gases, y CO2, producto de nuestra respiración. Nuestro organismo no podría jamás respirar “oxígeno puro” pues sellevaría a cabo una reacción de oxidación en nuestro cuerpo llevándonos a una muerte inmediata; sin embargo, se le llama coloquialmente “tanque de oxígeno” a los tanques de aire comprimido que se utilizan para ayudarnos cuando tenemos algún padecimiento respiratorio, o cuando los alpinistas ascienden una montaña, o cuando los buzos descienden a las profundidades marinas. Y algo similar sucede cuando los astronautas viajan al espacio.
Durante las misiones espaciales, es necesario que la cápsula en la que viajan los astronautas lleve una dotación de “aire” respirable suficiente para todo el viaje. Así que, varios tanques con “oxígeno puro” son transportados dentro de la nave y se libera paulatinamente el oxígeno para mantener la mencionada proporción, al mismo tiempo que se extrae el aire contaminado al cual se le elimina el bióxido de carbono que expulsan los astronautas al respirar.
Un ser humano requiere de un menos de un kilogramo de oxígeno (puro) al día para mantener en forma adecuada su proceso de respiración y supervivencia, por lo que cuando se habla de un viaje espacial de algunas horas, o incluso de días, suena lógico llevar “tanques de oxígeno” para esto.
Sin embargo, los astronautas de la Estación Espacial Internacional pasan en ella periodos muy largos, de hasta seis meses, o incluso más.
Estarles llevando “tanques con oxígeno” sería impensable; se estima que llevarles oxígeno para respirar costaría algo como $500,000 dólares diarios, y hasta 2006 se “llevaba” oxígeno (puro) en cada viaje a la estación espacial. Conforme la población y la duración de las estancias en la Estación crecía, se hizo inviable estar transportando tanto oxígeno.
Entonces, ¿Qué hacen?
En 2007 se llevó a la estación el Oxygen Generation System (Sistema de Generación de Oxígeno, OGS, por sus siglas en Inglés), diseñado para llevar a cabo una reacción química del agua, llamada “hidrólisis” (hidro=agua, lisis=romper) en la
que, al pasar una corriente eléctrica por una molécula de agua (H2O), esta se “parte” separando el átomo de oxígeno por un lado, y los átomos de hidrógeno por el otro. El oxígeno de inmediato se junta con otro átomo de oxígeno para lograr su forma más estable, O2, o sea dos átomos de oxígeno unidos entre sí.
Este oxígeno puro se inyecta en el ambiente de la Estación Espacial para mantener la mezcla con 79% de nitrógeno y convertir aquello en “aire respirable”; diversos y numerosos sensores evalúan constantemente la calidad del aire para asegurarse que se mantienen las proporciones adecuadas para los astronautas. El hidrógeno producto de la reacción de hidrólisis, además de ser altamente flamable, es nocivo para el humano, por lo que en un proceso adicional se mezcla con el CO2 extraído del ambiente para llevar a cabo otra reacción química que produce metano -CH4- que sí es expulsado al espacio, y agua -H2O- que se ingresa al OGS para obtener oxígeno.
¿Y de dónde sacan el agua?
Pues utilizan toda el agua que no es para beber. Sí, agua del WC, la orina, y el agua producida por la condensación en el ambiente es destinada a este proceso.
Aproximadamente 23 litros de agua son procesados a diario por el OGS para producir hasta 9 kg de oxígeno, más que suficiente para que pueda respirar una tripulación de seis personas.
En lo que se refiere a las rutinas de higiene, los astronautas utilizan un cepillo de
dientes y su crema favorita, pero en la EEI no hay un lavamanos donde puedan
escupir la espuma, por lo que deben recurrir a un pañuelo de papel. Una de las actividades que más extrañan los astronautas es tomar una ducha; en la EEI no hay regaderas, los astronautas no se bañan, sino que “se asean” con toallas húmedas y jabón. Cuando hay que ir al baño, se utiliza una manguera que “aspira” la orina con
un adaptador especial para hombres y otro para mujeres. Algo similar existe también para “hacer del 2” en donde el retrete tiene un sistema de vacío que “aspira” los desechos sólidos para llevarlos a un depósito para ser tratados.
Ser astronauta es -sin duda- el sueño de muchos, pero el honor de solamente muy pocos. Ahora que has conocido algunas de las prácticas que se llevan a cabo en la EEI, ¿Te gustaría cambiar tu rutina terrestre por la de los astronautas?
Soy Victor M. García de la Hoz, hasta la próxima.

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