Enfrentamientos entre la policía de Líbano y manifestantes dejaron un saldo de al menos 220 personas heridas en las calles de Beirut durante este denominado “Sábado de Furia”. El ejército llegó también a contener el estallido de violencia.
Una vez más, la población libanesa tomó los espacios públicos este fin de semana para protestar contra el gobierno del primer ministro interino del Líbano, Saad Hariri, y del presidente Michel Aoun, en una jornada en la que el principal escenario de descontento social fue el Parlamento. Al-Mayadeen informó que en el transcurso de la tarde el presidente libanés pidió apoyo a los ministros de Defensa y del Interior para mantener la seguridad de quienes se encontraban protestando de forma pacífica.
Además, solicito que se evitaran disturbios en centros comerciales, para lo que se desplegaron elementos del ejército.
La Cruz Roja libanesa publicó en su cuenta oficial de Twitter un comunicado por el que notificaba sobre el despliegue de 18 ambulancias, 80 apoyos sanitarios y 6 asistentes de la Cruz Roja para atender a los manifestantes y reportó que al menos 80 víctimas fueron trasladadas a hospitales cercanos, además de haber brindado apoyo a 140 personas en el lugar de los hechos.
Los medios locales reportaron que los manifestantes lanzaron piedras, barras de metal, ramas y pirotecnia a la policía antidisturbios, quienes intentaron dispersar la protesta con cañones de agua y gas lacrimógeno.
La furia en las calles de Líbano y su ciudad capital comenzaron el pasado 17 de octubre, cuando la población y diversos grupos religiosos comenzaron a expresar su descontento por la mala gestión de la administración actual y por la corrupción existente en el país, lo que llevó a la dimisión de Saad Hariri de su cargo como primer ministro.
A pesar de que Hariri renunció a su cargo, el parlamento libanés no ha concretado la formación de gobierno debido a que los partidos políticos al interior del órgano legislativo no han concretado un acuerdo.
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