- Invita la artista de Interlomas a su exposición Y volar con los pies en la tierra, abierta al público hasta el próximo domingo 9 de abril en el Edifico del Reloj del Parque Lincoln, en Polanco
Ciudad de México. La obra plástica de Luz Mari Morales Abiega esconde elementos en los que se encuentra quien la observa, asegura sorprendida la artista de Interlomas, quien expone cuadros y esculturas que integran Y volar con los pies en la tierra, que se exponen en el Edificio del Reloj del Parque Lincoln, en Polanco, hasta el próximo domingo 9 de abril.
En entrevista exclusiva con Infozona.Today señala que “en esta exposición se presentan cuadros que realicé desde hace mucho tiempo y esculturas en las que he trabajado desde hace un par de años. Son cuadros recopilados desde mis inicios, escogí la obra que tuviera que ver con el vuelo, entonces hay ángeles y animales alados y aunque parece contradictorio el título tiene muchísimo sentido, es dejar volar tu imaginación sin perder el piso, es saber volar muy alto, que nada ni nadie te detenga, pero siempre con los pies bien puestos en la tierra, siempre pensando en el otro, siempre teniendo una mano amiga, es mi idea, por eso la denominé Y volar con los pies en la tierra”, explica Luz Mari Morales Abiega.
“Me encanta utilizar diferentes técnicas, aquí están expuestas obras realizadas en acrílico con resinas, la parte de arriba son óleos, óleos con resina y hay otra parte de la obra con un estilo que yo inventé a partir de una técnica renacentista que le llaman Gesso, se prepara manualmente en la cocina y lo que yo utilicé son fibras naturales a las que después les inyecto aire, entonces da una técnica muy especial.
Sobre su obra la artista comenta: “Todas las imágenes tienen que ver con volar, con colores con movimiento, que es lo que me define. De verdad y lo digo con el corazón, me siento súper agradecida con la vida, yo creo que depende muchísimo de uno el poder hacer de esta vida algo bonito. A todos nos toca vivir cosas difíciles, nadie nos escapamos, pero también depende de uno el poder ser en esta vida algo muy especial.
“Vivir con la idea de que sólo se vive una vez, tenemos una sola oportunidad. Entonces sí. Saber que pasamos cosas duras, pero que está en nosotros sacarle el máximo jugo. Mi obra me define porque me gusta de verdad transmitir la alegría por vivir, por eso tiene colorido, por eso tiene movimiento, me gusta mucho el cambio, me gusta además adaptarme al cambio, Sí, sí me define”, dice orgullosa.
“Me dediqué a la pintura porque desde chiquita me gusta pintar, mis papás fueron el motor. Un día me regalaron una revista para hacer caballos, cómo se hacían, y empecé a dibujar mis caballos y me daba cuenta que sí me salían, entonces entre la motivación de mis papás y que yo me daba cuenta que me quedaban bien inicié clases con muy buenos maestros. He tenido la oportunidad del enorme apoyo de mis papás y que además me llena. Pintar y esculpir es una terapia total.
“Yo me he dado cuenta de que vas pasando por etapas, pinturas que hice algunos años tienen ciertas características y obras que he hecho recientemente tienen una evolución y te vas dando cuenta que en tu creación se plasma lo que estás viviendo en ese momento.
En esta evolución se gana en técnica, pero a veces se pierden ciertos ideales de juventud, ¿cómo ha sido la experiencia contigo?
Yo he vivido como ya te lo dije, plenamente. Cada momento de mi vida le he disfrutado enormemente. Me dedique profesionalmente a la pintura en el momento en el que ya mis hijos crecieron, mientras tanto me dediqué a lo que me tocaba, que era mi familia. Ahorita que ya tengo mucho más tiempo libre y no he perdido un solo momento para dedicarme al arte, que es mi pasión y es lo que me hace sentir realizada.
Su cuadro consentido
Todos los artistas tienen una obra que nos llama más o nos llega más por la circunstancia en que la realizamos. Cuando yo firmo un cuadro es porque ya me gustó, pero definitivamente sí tengo mis consentidos, como por ejemplo el cuadro denominado “En Espera”, por lo que le pasa a la gente cuando lo ve. Es un ángel pero no me gusta decir lo que es, prefiero que me digan lo que ven y lo padre de ese cuadro es que la gente a veces no ve el ángel, la mayoría de no lo ve. Cuando yo les digo es un ángel les empieza a parecer lo ve y se pone muy feliz, pero lo importante es la interpretación del público. El ángel está, puedes verlo, puedes no verlo, ese cuadro me llena mucho, además de que me ha abierto muchas puertas, porque estuve por ejemplo en Madrid y en la embajada de México por ese cuadro me dieron entrevista con el cónsul y se interesaron por mi obra, lo quiero mucho.
“En mis cuadros está inmersa la fe, lo espiritual, porque no necesariamente tienes que creer, cada quien puede tener cierto concepto de un Dios, no tiene que ser el mismo Dios porque la espiritualidad siento que va mucho más allá, abarca a todo el mundo. Puedes no creer en Dios y ser espiritual.
Un poco el concepto “De lo espiritual en el arte” de Wassily Kandinsky. No haces retratos, pero sí te retratas, que es muy diferente porque cada cuadro lleva definitivamente un pedacito de ti, de tu alma, pese a que a veces el cuadro toma vida propia.
“Yo en un cuadro trato de transmitir un sentimiento, pero lo que más te llena como artista es cuando llegan las personas y ves que sí les dice algo. Tengo unos cuadros de caballos que también me encantan, porque los artistas nos damos el lujo, la verdad, de esconder, por decirlo de alguna manera, partes importantes de uno, se hace de forma velada para que otros lo descubran, y lo más interesante es que no me ven a mí, sino se ven a ellos mismos y eso me encanta.
He tenido la fortuna de rodearme de extraordinarios maestros y maestras y aparte de que me han transmitido el amor al arte y me han enseñado todo de ellos, lo que más he aprendido, y lo digo de corazón, es su sencillez, que es lo que te hace grande, concluye Luz Mari Morales Abiega.
Ver video

Add Comment