Todos hemos sentido que se nos duerme, normalmente una pierna, pero también pueden ser ambas piernas, pies, y quizás también en los brazos. ¿Qué es lo que pasa y qué tan grave puede ser?
El estado temporal de pierna dormida, o entumida, se conoce como parestesia, y aunque puede ser causada por algunas afecciones muy serias, normalmente es causada por la falta de irrigación sanguínea (falta de oxígeno) a las terminales nerviosas de esa zona, provocada por la presión que se ejerce sobre las pequeñas arterias evitando el paso adecuado de la sangre.
Al oprimirse estas arterias, normalmente debido a la posición en la que nos colocamos, se reduce el paso de la sangre que irriga las terminales nerviosas llegando a dejarlas sin el oxígeno necesario para transmitir impulsos. Por eso, la pierna se siente dormida, insensible, y no responde, porque las señales que envían los nervios no llegan al cerebro.
Al eliminar la presión que impide el paso de la sangre, o sea al cambiar de postura, el flujo sanguíneo empieza a llegar a todas las arterias y también empieza a llegar oxígeno a las terminales nerviosas que se van recuperando a ritmo distinto cada una. Sentimos calor porque la temperatura de los nervios sensoriales se va recuperando antes de que podamos mover la pierna. Finalmente, los nervios empiezan a “disparar” impulsos bruscos al cerebro, como diciendo “hey, ya puedo seguir trabajando”, lo cual provoca la sensación de hormigueo.
En realidad no son síntomas que nos deben preocupar, a menos que el adormecimiento se presente sin razón aparente, o después de un golpe o lesión en cuello, cabeza o columna. En estos casos, será imperativo acudir al médico.
Ciencia y Cultura, hasta la sepultura.
Soy Victor M. García de la Hoz, hasta la próxima.

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