El 6 de Julio de 1971, moría el más popular y exitoso músico de Jazz. Esa noche, dormía en su casa de Queens, New York, se apagaba la vida del cantante y trompetista Louis Armstrong. Nacido en New Orleans,
Luisiana, en 1901 con el nombre de Louis Daniel Armstrong, hijo de Mary Albert y William Armstrong, que los abandonara empeorando la ya precaria situación económica de la familia.
Louis fue vagabundo y problemático, a veces se desempeñaba como chatarrero, hasta que fue aceptado por una familia judía, los Karnofsky, quienes también eran discriminados, por lo que Louis aprendió desde muy chico a convivir con la segregación racial.
Para sacarlo de las calles el señor Karnofsky le compró una trompeta, Louis se entusiasmó y empezó a tomar clases en el reformatorio “Nueva Orleans Home for Colored Waifs”.
En 1914, con apenas 13 años de edad, trabajó como vendedor de carbón, repartidor de leche y estibador de barcos bananeros mientras de noche tocaba en un cabaret de Storyville, allí lo vio Joe King Oliver, quien se convirtió en un padre para él, pulió su estilo y su imagen. En 1918 viajó en un barco que recorría todo el Misisipi con una banda de música que tocaba en las orillas de las ciudades y en 1919 fue contratado por la banda de “Kid Ory”. En 1922 Oliver se mudó a Chicago y formó la banda “Creole Jazz Band” y le confió a Louis la trompeta, con la cual grabó varios discos.
En 1924 se casó con la pianista de la banda Lillian Hardin, quien lo animó a lanzar su carrera solista, hecho que Oliver aceptó y acompañó con gran generosidad. Apenas llegó Armstrong a New York fue contratado por la entonces mejor banda de Estados Unidos, la “Fletcher Henderson Orchestra”, ahí Louis aprendió a leer y escribir música y decidió crear dos orquestas “Hot Five” y “Hot Seven” con las que el mundo se rindió a sus pies, con su talento y carisma, transformó al Jazz de música para bailar a una expresión artística de excepción.
A partir de 1930 se dedicó también a cantar de manera brillante, su voz llenaba de emoción a las multitudinarias audiencias, comenzó exitosas giras mundiales convirtiéndose en un mito. En 1947 formó la “All Stars Band” con la que produjo la mayoría de sus éxitos, siempre vigente, actuó hasta el día anterior a su muerte. Grabó más de 30 discos y entre sus legados se encuentran verdaderos himnos como “Hello Dolly”, “Heaven”, “When The Saints Go Marching In”, “Dream a Little Dream of Me”, “I done forgot the words” y la inolvidable “What a Wonderful World”.
La música, obviamente también es cultura.
Ciencia y Cultura, hasta la sepultura.
Soy Victor M. García de la Hoz, hasta la próxima.

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